Entrados
en los primeros días del mes de julio, y coincidiendo, mira por dónde,
con la famosa "Operación salida" de tráfico, el blog El Avisador de Badajoz,
justo cuando cumple 10 años (2005-2015), dice adiós definitivamente a
sus muchos lectores y seguidores en la Red de redes. Tras las
vicisitudes sufridas el pasado año, que obligaron a este juntaletras a
pasar por el "taller" de los Madriles y ausentarse durante seis meses,
ahora, recuperado felizmente, ha llegado el momento de hacer mutis
por el foro. Esta vez, sin vuelta atrás. Momento grato este cumpleaños,
sí, pero también de sentimiento por la despedida, tras una década de
contacto vivo con todos sus lectores, y a diario.
Adiós de
un sitio que ha tenido a Badajoz --la ciudad que me lo dio todo--, por
bandera, contando lo menudo del día a día, con la cultura y sus gentes
en primerísimo plano. Una forma de hacer Badajoz, de la que me siento
particularmente orgulloso, un sitio con incontables visitantes, como
lo atestiguan las 226.253 páginas vistas en el último recuento
de junio, procedentes de toda la Galaxia digital de habla hispana. Entre los que es fácil adivinar a tantos y tantos extremeños y badajocenses de la diáspora. Siguiendo las cosas menudas de este escribano, seguro que,
además de alguna que otra sonrisa, les habrá hecho subir la autoestima
patria como cuarto y mitad. De lo mucho y bueno que tenemos alrededor,
que sólo hacía falta fijarse bien.
Termino, dando las gracias a
todos mis lectores, sean nativos o forasteros, conocidos o no,
suscriptores o mediopensionistas, por su fidelidad en tantos años. A
mis muchos proveedores de avisos y noticias, institucionales o
particulares, asociaciones y colectivos mil, que tenían a El Avisador de Badajoz como si fuera una cosa suya, que lo era. A mis caros colaboradores, en prosa, en verso o en ensayo, de todas las procedencias. A los muchos
divulgadores de las cosas que se publicaban aquí, apareciendo a veces
en los sitios más inverosímiles. A los autores de tantos comentarios
elogiosos recibidos y a los que, de tarde en tarde, dejaron sus
críticas. Lo mismo que a ZoomBlog, mi "casero", que me ha tenido
conectado sólo por mi cara bonita. Momento también que aprovecho para
pedir disculpas a aquellos que se hayan sentido molestos con algunos de
mis posts.
Y, finalmente, a Pili, la patronal, que me ha
acompañado en esta apasionante aventura digital por los cielos de
Badajoz, por sus cuidados y su paciencia amorosa.
Tras estos 10 años, ya no me quedan palabras... Sí, sólo una: ¡Gracias!