En tu aviso de adiós, no hay hasta luego.
Un aviso augurado aunque temido.
Sin duda fue con pena decidido.
Por no verlo venir me doy por ciego.
Y no has tomado las de Villadiego
porque eres es un señor, agradecido,
y de este Badajoz, comprometido,
el gran Avisador de su trasiego.
Agradecer tu esfuerzo es lo que toca,
y, como tú, hacerlo de palabra,
con gesto siempre amable y sonriente.
Era tu voz potente como roca,
pero un mágico y pétreo abracadabra
cambia tu pétrea voz por voz silente.
(15 de Junio de 2014)
Javier Feijóo
fjavierfeijoo@hotmail.com