Entrañadísimo
Pedro, montero de estupendas cacerías periodísticas de tu tierra
floreciente y más allá, no sabes cuánto siento tu abandono, abdicación o
despedida de El Avisador de Badajoz, que con tanto entusiasmo y
dedicación supiste multiplicar su influjo día a día. Sin ti no será lo
mismo, pero aun así --descansa, que te lo mereciste-- dispón de un joven
delfín, al ejemplo del Rey, para que tu ausencia no se note o se note
poco.
Alguien, tan maestro como tú, debe seguir iluminando la
senda heroica de la extremeñidad. Amigos para siempre. Y gracias por
acogerme en ese digital global. Por los muchos y fructuosos viajes que
he realizado a Cáceres y Badajoz, me siento tan conquistador del alma
del pueblo como tú.
Apuleyo Soto
a.sotopa@hotmail.com
