El Avisador de Badajoz

Situado en un punto estratégico del recorrido, concretamente en la avenida de Santa Marina, junto a la Joyería Castellano, la tienda del reloj en la fachada, y Casa Fuentes, la tienda de la técula-mécula oliventina en Badajoz, a un tiro de piedra de El Corte Inglés, tuvimos ocasión de constatar que el cortejo venía con algún retraso, pues eran exactamente las 19,12 horas cuando apareció la cabeza del mismo por donde nos encontrábamos, con la patrulla motorizada de la Policía Local. Para, sin solución de continuidad, ver el paso de la casi treintena de enormes carrozas --tiradas por gigantescos camiones, que reíros de esos que salen en las películas americanas--  y grupos de lo más varipinto. Y fue digno de verse cómo pasaron las carrozas de El Patito Feo, Peter Pan, Zipi y Zape, Mortadelo y Filemón, El Mago de Oz, La Guerra de las Galaxias, Canguros Noel o Las Meninas de Velázquez, además de una montada por el CD Badajoz --muy buena idea la suya--, además del Portal de Belén, dos pasacalles teatrales --uno de ellos, con superhéroes americanos, como Superman, Spiderman, Batman y El Capitán América--, además de las unidades motorizadas de la Policía Nacional y Guardia Civil, sin que faltase el escuadrón de Caballería de la Benemérita.

POCOS CARAMELOS
Todo muy del gusto infantil si no fuera porque los niños de los cortejos de casi todas las carrozas mostraban vacías sus cajas de caramelos, como que tiraron más bien pocos. No sabemos si los tiraron todos, o casi todos, en los inicios de la Cabalgata o la organización, para prevenir los "asaltos" infantiles en busca de caramelos, recortó la cantidad fijada en principio: unos 5.000 kilos. Lo cierto es que muchos niños de mi zona, junto con sus jóvenes pais, se pusieron en la retaguardia, pues ahí sí que llegaban los de los adultos acompañantes en los cortejos de las carrozas desfilantes. Claro que, para "compensar", los guardias civiles motorizados tiraron también puñados de caramelos, ante el contento infantil, lo que hizo que un camionero de las primeras carrozas, en uno de los altos del cortejo,... ¡se bajara del camión para dar un puñado a unos familiares o hijos de algún amigote! Y el camión, solo, con su copiloto mirando. Y la gente, desconcertada por momentos, con el conductor fuera de su camión-carroza. Y los picoletos cercanos, sin poder actuar, que estaban haciendo de "ayudantes" de los Reyes Magos. Y los de Protección Civil, sin actuar tampoco, dejando desprotegida, precisamente, a la población civil.

Menos mal que la cosa se animaría cuando, a eso de las 19,40 horas --el retraso era evidente, el programa anunciaba que a las 19,30 estarían los Reyes en San Francisco-- aparece por nuestros dominios la soberbia carroza del Rey Melchor Torres, que repartió caramelos a discreción, procolariamente, eso sí, sin sobrepasarse, lo justo para llenar unas cuantas bolsas de la gente menuda que esperaba abajo y en las aceras. Pero es llegar la del Rey Gaspar Cardoso y la batalla recrudeció por momentos, con caramelazos a diestro y siniestro, dándonos en todas las partes del cuerpo, para contento general de los más chiquininos, que llegaban antes que los mayores a la hora de recogerlos, en tanto Su Majestad, cual Papa franciscano, con gafas y todo, saludaba beatíficamente a toda la concurrencia, incluida la del tendido de los sastres (ventanas y balcones). Y el dulce remate, como viene siendo costumbre, lo puso el Rey Balltasar Mendoza, que tiró caramelos a espuertas, unas veces sentado y otras, semiagachado, cansadito de tanta batalla. Y eran las 20,45 cuando el último coche pasaba delante nuestra, en tanto la multitud se dividía en dos grandes corrientes: una, en dirección al cercano El Corte Inglés, a realizar las últimas compras y a visitar su parque navideño "Diverlandia", que estuvo animadísimo, como en la feria de San Juan, y otra, a ritmo más lento, camino de San Francisco, para estar atento a la recepción real y a los últimos compases de la visita de los Reyes Magos a Badajoz en la tarde-noche del 5 de enero del Nuevo Año, 2014.