El Avisador de Badajoz

Ayer, viernes, se celebró por segundo año consecutivo en la iglesia de Santo Domingo la fiesta del Dulce Nombre del Señor, el más antiguo titular de la cofradía del Amparo, un Niño Jesús en actitud de acogida, con una pequeña cruz de madera, --símbolo premonitorio de su Pasión-- en la mano izquierda. Poca asistencia de fieles, debido a las intensas lluvias que cayeron en la jornada de ayer, destacando, eso sí, la presencia destacada de los niños, que fueron los protagonistas del acto religioso, además de un matrimonio joven con un bebé en los brazos. En los primeros bancos, el hermano mayor de la cofradía, José Fernando Fernández Perianes, que estuvo rodeado de sus leales, además de diferentes invitados de otras hermandades pacenses. En primer lugar, la menuda imagen del Niño del Dulce Nombre, que iba ataviado con túnica y capa blanca, bordadas en oro, fue procesionada por ocho pequeñuelos, ayudados por cuatro adultos de la cofradía, en unas sencillas parihuelas exornadas con rosas blancas, desde el baptisterio hasta las escalinatas del presbiterio, siendo colocada en un sencillo altar, mirando a los fieles.

Ofició el párroco, Alfonso González, que estuvo ayudado por media docena de chavalines, que hicieron divinamente las funciones de monaguillos y lectores. Durante la misa, en un lateral, armonizaron magníficamente la función los hermanos Anabel y Antonio Antúnez, la primera como exquisita soprano y el segundo como organista, que deleitaron a la concurrencia con temas clásicos y navideños, como el "Ave María", de Schubert, y el popular villancico "Noche de Paz". Al finalizar el acto, tuvo lugar un popular besamanos al Niño, cerrándose la jornada con un refrigerio a los niños participantes en la sacristía.