Le dije al viento:
“quédate quieto”.
Le dije al agua:
“mantente en la playa”.
Le dije a la tierra:
“entiérrame, vieja”.
Le dije al sol:
“no me queme, señor”.
Y aquí me encuentro,
con agua, y tierra y viento
gozándome al son
de su brillo limón.
¿Habrá alguno, pues,
tras tal verso express,
más libre que yo?
Dígame que no.
Ay, ay, ay, ay, ay,
cuánto guirigay
y ay, oh, oh, oh, oh,
cuánta admiración
por la tierra, el agua
y la dulce enagua
de la arena de or
que calienta el sol.
Con cuatro elementos
me basto y contento.
¿Y por qué no vos?
Anda, por favor,
ríe, canta y sueña
que la vida enseña
que es sólo la flor
de un día, mi amor.
Apuleyo Soto Pajares
a.sotopa@hotmail.com