Detén el mundo en tus vías,
no nos desampares,
oh, tren de la vida y la muerte
siempre a pares.
Detente, maquinista,
no intentes llegar antes
adonde solo reina
el silencioso Hades.
Convoy, convén
conmigo en que no arrastres
los vagones del miedo
que no salvan a nadie.
Pues caso no me hicisteis
en este viaje interminable,
que se muera la muerte,
Señora de guadaña a nuestro alcance.
Para morir hay que estar vivo,
pero no hay vivo que el dolor aguante
cuando le inunda una marea de hierro,
polvo, incomprensión y sangre.
Apuleyo Soto Pajares
a.sotopa@hotmail.com