Apenas sin ganas,
pero con un inmenso
afán de desahogarme,
emerjo en el cristal de la desidia
por el margen quebrado de la métrica
exento de la rima engominada,
donde el verso pulula a discreción
y silba una canción escurridiza.
Me asomo a este cristal de desarraigos
con toda mi consciencia contenida,
con poco que decir, pero sincero,
como árbol de otoño despojado
de toda su mentida primavera,
apenas sin querer,
como quien llora
lágrimas de pereza remilgosa.
Y llego desarmado,
expósito del viento y su hojarasca,
sin ganas de vencer,
si acaso, de vencerme,
con las manos vacías
pero abiertas,
para llenarlas
con una barahúnda de silencios.
Intento adivinarme en el espejo,
cubierto con un vaho inmaculado,
donde se incrustan letras
caídas con desgana,
y a su caer
dejan un tibio rastro de susurros
que tropiezan
y vierten su caudal
en cascada de versos multiformes,
sin tema,
sin guión,
sin argumento.
Quisiera hablar de todo,
y todo es tanto que…
mejor no decir nada,
mejor quedarme así,
solo con mi silencio,
solo con mis dobleces,
mis íntimos recuerdos,
mis íntimos olvidos.
Javier Feijóo
fjavierfeijoo@hotmail.com