El Avisador de Badajoz

En tan corto espacio de tiempo como el que va del 20 de enero pasado al 10 de febrero actual, han desaparecido dos personalidades guadalupenses como el franciscano P. Serafín Chamorro y Carlos Cordero,muchos años presidente de los Caballeros de Guadalupe, el primero, en el convento sevillano de San Buenaventura y el segundo, en Cáceres-Guadalupe. Me unía una gran amistad con ambos y de muchos años. El P. Serafin casó a mi hija Guadalupe en S. Jerónimo el Real de Madrid, actuando de juez el ministro de Justicia, mi amigo Landelino Lavilla. Y les dio la Primera Comunión a mis nietas mayores en Guadalupe, y a nieto y nieta en la Ermita del Corazón de Jesús, próxima a la finca de mi esposa Sofía, en la carretera de Olivenza. Por cierto, que aquí tuve que leer el Evangelio, sin ser diácono, pues el P. Serafín ya no podía leer por una grave afección de la vista. En esa finca pasaba algunos días en agosto el P. Serafín. Le ayudé a que la Fundación de la Organización Nacional de Ciegos le facilitara asesoramientos en la grave enfermedad de la vista que le aquejaba. Y en el río Guadalupe comíamos con él esos sabrosísimos cangrejos de río que tan bien preparaba Fray Juan. Fue un gran Guardián o Superior del Monasterio y Comunidad  durante tres períodos, 1971/74 y 1989/1995. En 1989, presidió los actos que los Caballeros de Yuste (de los que éramos presidente) organizamos en Guadalupe por el VI Centenario de la Orden Jerónima y su llegada a Guadalupe (1389). Organizó la Coral Guadalupense y realizó obras de consolidación  y mejora del Monasterio. Le llevé a ver a Landelino Lavilla, ministro de Justicia para asuntos relacionados con el Monasterio. Como P. Provincial de los Franciscanos, que también fue, viajó dos veces en misiones pastorales a Bolivia, cuya demarcación pertenecía a la Provincia Bética.

En cuanto a Carlos Cordero, tenía su amistad desde 1953, en que me casé en Guadalupe, y después íbamos casi todos los años para las Comuniones de nuestras nietas mayores, y otros actos y visitas oficiales. Y en la Asociación de Caballeros de Guadalupe, que él presidió con acierto muchos años, le llevé como tal presidente a Yuste. Dió mucho relieve a las Jornadas de la Hispanidad y al Premio de Poesía de la Hispanidad y muchos otros actos. También en la Coral, con el P. Serafín. Pocos días después de la muerte del P. Serafín, hablé por teléfono con él, pues escribió su necrológica en ABC, del que era corresponsal, y me dijo que estaba "encamado", pero no supuse que estuviera tan grave, tanto que falleció días después.

Descansen en paz estos dos prohombres y luchadores de Guadalupe que, sin serlo, se hicieron extremeños (el primero, de León, y el segundo, de Alcalá de los Gazules, aunque de ancestros extremeños), y a los que deberemos estarles agradecidos por todo lo que  hicieron por el Monasterio de Guadalupe y por Extremadura, que fue mucho y sobresaliente.

Manuel Martín Lobo
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