La murga pacense Jarana, una de las clásicas del Carnaval de Badajoz,
está en un sinvivir, después de su sexto puesto en la final del concurso
del viernes pasado en el López, donde vencieron arrolladoramente Los
Niños. Y sus miembros se debaten entre dejar la competición --los años ya
pesan en algunos, en tanto anónimos murgueros les azuzan sin piedad
desde algunos foros Internet-- o seguir en ella, bien como lo han hecho toda la vida o, ya fuera de concurso, centrando sus actuaciones por
calles, plazas y bares. Al estilo de lo que hace hoy día la señorial
murga Ad Libitum.
Viene este exordio, porque a la hora de la
verdad, cuando sus integrantes se ponen a cantar a Badajoz y a su gente
por calles y bares, no hay quien les pare. Y digo esto porque el pasado
sábado, a eso de las cinco de la tarde, junto al bar El Rincón de
Manolo, en la estrechísima calle de Muñoz Torrero, la liaron parda a base de
bien. Habían entrado a tomarse unas copas dentro de la taberna, que
estaba muy concurrida a esas horas --y donde nos encontrábamos--, cuando
el Gori, el Sansinena, el Ricardo y compañeros mártires dicen que
¡hale!, vamos a cantarle a la gente en la calle. Dicho y hecho. Y allí mismito, una
vez tomadas las posiciones de rigor, los "indignados del 23-F", con sus
atuendos pobretones y horteras, luciendo unos pelucones y tupés de
niñatos malcriados, que van y nos ofrecen su programa del López,
quitando la presentación y algún detalle sin importancia. Y estuvieron
arrebatadores, magníficos, con ese su estilo jaranero de hacer fácil
todo lo que tocan, con esa teatralidad provocadora de sonrisas,
con esas letrillas mordaces pero no hirientes, sobre la actualidad
local o nacional --la fiesta de los "palomos cojos" en Badajoz, la "prima" de
riesgo, el "niño" de Paquirrín, la "sevillana" de la duquesa de Alba, al
casarse...--, esos pasodobles, cuplés y popurrís que se te
pegaban al oído... Y durante un cuarto de hora a reloj corrido, que lo
conté, aquello fue el no va más, el acabóse, con la callejuela cortada y
la gente agolpada, entre sonrisas y carcajadas, pendiente de su
actuación, haciéndoles un millón de fotos a través de sus móviles y
cámaras, como recuerdo del momento.
EPÍLOGO
Con la espina clavada todavía de su descalificación por el jurado del
concurso de marras, un 23-F del Carnaval de 2011 --"¿pur qué?, ¿pur
qué?, ¿pur qué?", como Mourinho, andan preguntándose cada hora, pobrecitos míos--, como reflejo perfecto de su filosofía murguera, al final quisieron dejar
las cosas bien claritas:
Estoy cansao de tantos enteraos,
de esos que saben tanto de Carnaval,
que están pendientes a ver si te equivocas,
abriendo ellos la boca para descalificar.
Estoy cansao de la comparación,
yo canto mal y tú cantas mejor,
qué más me da, lo puedo compartir,
tú cantarás mejor y yo te haré reír.
Ni que decir tiene que el público callejero les dedicó una
ruidosa ovación a su término, animándolos a seguir en la brecha. Instantes después, con la
autoestima por las nubes, tras recibir felicitaciones, besos y abrazos sin cuento, los Sansinena, Gori y demás artistas jaraneros salieron de estampida, camino de otra calle, de otra plaza, de otro bar.