El llanto de los árboles barrunta
el frío del invierno que s’acerca,
la escarcha sobre’l agua de l’alberca,
braseros que a familias arrejunta.
Sus lágrimas no son chuzos de punta,
son pardas alfombrinas de piel terca
qu’el viento arremolina y jace tuerca
cuando arresopla juerte y las ayunta.
Se quean desnuínos y agotaos
jediendo con agine a su probeza
jimplando por su verde primavera.
Asina, mesmamente, acagazaos,
pa’l año dos mil once qu’espereza
barruntan qu’estará nuestra cartera.
Javier Feijóo
fjavierfeijoo@hotmail.com