El Avisador de Badajoz

Hasta el 10 de enero hay expuesta en el Museo Etnográfico González Santana, de Olivenza (plaza de Santa María, s/n), una muestra de la colección portuguesa Rui Sequeira, de dioramas de Belenes del Mundo, que cuenta con más de 500 nacimientos.

La entrada es gratuita y los horarios son estos: de lunes a  viernes, de 11,00 a 14,00 y de 17,00 a 19,00 horas; sábados, de 10,00 a 14,00 y de 17,00 a 19,00 horas.

Hoy, día de la Natividad del Señor, Badajoz parece que está sobao. Durmiendo o desperezándose, tras la gran jornada familiar de anoche. Con nadie, prácticamente, en la calle, cuatro gatinos, si acaso, unos cuantos coches, y pare usted de contar. Y todo cerrado. Menos los chinos de la China mandarina capuchina, que éstos no cierran nunca sus bazares, y algunas tiendas y bares aislados. Las grandes superficies comerciales, los comercios, kioscos y demás, fechados con siete llaves.

Hoy no salen los periódicos de papel y los contenedores están repletos de bolsas, ayer noche no hubo recogida de basura. Con el paso de las horas, Badajoz irá recuperando su pulso. Y a mediodía, las "sobras" de anoche, con sopicaldos para entonar los cuerpos serranos. Pues hay que aprovechar lo mucho que sobró. La costumbre y la economía mandan. Y ya por la tarde y noche, la gente aprovechará para asistir a las misas vespertinas en las parroquias cercanas. Donde, a su término, se dará a besar la imagen del Niño. En tanto, al fondo, resonarán los aires de algún ingenuo villancico, como éste:

Se llama José, como el esposo de María, la de Belén, y padre putativo de Jesús. Pero si el personaje evangélico fue carpintero, mi José es castañero y forma parte del belén viviente de Badajoz. Sugerente estampa la de José, asando castañas a la vista del público, en este gigantesco belén en que se ha convertido la ciudad. Un hombre que lleva de castañero casi 30 años, vendiendo castañas asadas en el centro histórico de Badajoz. En esta ocasión, en la confluencia de la avenida de Juan Carlos I y la calle de Francisco Pizarro.

Hombre sencillo, amable y servicial, José se tiene que buscar las habichuelas, ayudado por su parentela, porque en casa son siete bocas que mantener. Entre ellas, la suya, a ver, no. Y en verano vende helados y chucherías, qué remedio. Y el resto del año, arreglando chapuzas como albañil o fontanero. Y en algunos casos, como carpintero. Igualito que José, el esposo de María, la de Belén, y padre putativo de Jesús.

José, el castañero, otra figura del belén de Badajoz, eso es.