25-M: Un Corpus intramuros
Por El Avisador - 28 de Mayo, 2008, 0:58, Categoría: General
El pasado domingo se celebró el Corpus Christi en Badajoz. Pero dentro de los muros y las naves de la Catedral. Las lluvias impidieron que saliera a la calle, y nos quedamos sin su desfile vistoso, la algarabía de los niños de Primera Comunión, la solemnidad de su banda de música, la sencillez de sus altares callejeros y su alfombrado de juncia. Sin embargo, el Corpus intramuros resultó una celebración sobria y emotiva a la vez, seguida con atención y silencio por centenares de fieles y devotos del Santísimo Sacramento, que llenaron la Catedral. Como que no se cabía, y eso que el Cabildo había dispuesto decenas de asientos supletorios, además de las pantallas de plasma, estratégicamente situadas en las naves laterales. ¡Oh, buen Jesús!, yo creo firmemente que, por mi bien, estás en el altar, que das tu Cuerpo y Sangre juntamente al alma fiel en celestial manjar, al alma fiel en celestial manjar. Indigno soy, confieso avergonzado, de recibir la Santa Comunión, Jesús, que ves mi alma y mi pecado, prepara Tú mi pobre corazón, prepara Tú mi pobre corazón. El jefe de protocolo del Arzobispado, Felipe B. Albarrán, tomaría el micrófono en varias ocasiones para hacer una de las lecturas y, de paso, pedir silencio, recogimiento y que abriera paso, y la gente, en general, se comportó. LA PROCESIÓN Terminada la eucaristía, algo más de una hora después, se procedió a organizar la procesión intramuros, saliendo del altar por la zona de la Puerta del Cordero, para, girando en sentido contrario, rodear el coro y entrar en el claustro. Costó bastante organizar la salida y disponer la marcha de los fieles, tal era el número de asistentes. Un grupo numeroso de auxiliares, procedentes de las distintas cofradías y hermandades de la ciudad, con sus brazaletes rojos, fue el encargado de mantener el orden. Y una vez el cortejo en marcha, con la cruz de guía delante, las decenas de niños y niñas de Primera Comunión, los seminaristas mayores y menores, las distintas asociaciones de laicos, con sus banderas y estandartes al frente, volvería a oírse por las naves de la Catedral este cántico eucarístico, muy popular: Cantemos al Amor de los amores, cantemos al Señor; Dios está aquí, venid, adoradores, adoremos, a Cristo Redentor. Gloria a Cristo, Jesús, cielos y tierras, bendecid al Señor, Honor y Gloria a Ti, Rey de la Gloria. Amor por siempre a Ti, Dios del Amor. LA CUSTODIA Y, seguidamente, la magnífica Custodia de Juan del Burgo (mediados s. XVI), llevada en turnos por miembros distinguidos, de ambos sexos, de la Adoración Nocturna, Cáritas, Hermandades y Cofradías, entre otros grupos de Iglesia, y, finalmente, por los señores canónigos. Unas andas, por cierto, que están pidiendo a gritos que se doren, señores del Cabildo. Tras ella iba el señor Arzobispo, portando su magnífico báculo procesional, flanqueado, a su derecha, por el vicario general de la Archidiócesis y deán del Cabildo catedralicio, Sebastián González, y, a su izquierda, por su vicario para la ciudad de Badajoz, Pedro Rodríguez. Y tras ellos, tres acólitos portando entre las manos varios símbolos del poder arzobispal: la mitra, el capelo y el paño de hombros para tomar el Santísimo. Y, tras él, el palio, portado por miembros de los grupos antes citados, al que seguía la presidencia civil, ocupada por el Alcalde de la ciudad y sus tres compañeros de Corporación. Al que seguían las dos filas interminables de fieles. Una vez de regreso al altar, el señor Arzobispo procedió a bendecir con el Santísimo al pueblo de Badajoz. Tras lo cual, como despedida al Corpus Christi, el pueblo cantaría de nuevo este himno eucarístico: Cantemos al Amor de los amores, cantemos al Señor; Dios está aquí, venid, adoradores, adoremos, a Cristo Redentor. Y, como recuerdo entrañable, una costumbre que este Arzobispo ha instaurado, don Santiago se dejó fotografiar con los niños de Primera Comunión, organizándose cierto revuelo, con los niños, sus padres y familiares y los miembros del orden intentando que todo saliera bien. Y allí se hicieron miles de fotos, con el paciente Arzobispo, como pastor de su grey, encantado de haberse conocido ante tantos chavalines en el día más feliz de su vida. DESPEDIDA EN LA PLAZA Una vez en la plaza de España, aunque hacía fresco pero no llovía, las familias se reagruparon en la escalinatas de la Catedral y sus aledaños, haciéndose otras miles de fotos para al álbum familiar, además de comentar las incidencias de la jornada en este Corpus intramuros. Para, a continuación, repartirse por las cafeterías y los bares cercanos, a tomarse el reglamentario café o el chocolate con dulces, los helados, las tartitas de nata y otras merendolas festivas. Por lo que la plaza de España y sus aledaños estuvieron bastante animados hasta que entró la noche. |
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