Este mediodía, cerca de casa, que me veo a un par de redoñas. Más de
pueblo que Santa María de la Cabeza, la patronal, por cierto, de San
Isidro. Y más perdidas que Carracuca. Bueno, pues se me acercan y me
preguntan por la Estación de autobuses.
Y, claro, acordándome que una obra de misericordia es enseñar a quien no sabe, que se lo explico con todo lujerío de detalles:
--Miren, calle San Isidro adelante, al final tuercen a la izquierda por
la Autovía, la cruzan por el paso de peatones y llegan a los Maristas.
Y desde allí, a unos cien metros en sentido contrario, giran a la
derecha, y ¡hale!, al fondo tienen la Estación de autobuses.
--¿Mande?
--Vamos a ver, cogen por San Isidro...--y les volví a repetir el itinerario a las dos de pueblo--. ¿Lo tienen claro ahora?
Al ver que dudaban, volví con la retahíla:
--San Isidro adelante, etc., etc., etc., y ya está, ¿no?
--Parece que sí, pero... ¿me puede decir dónde hay una parada de taxis?
¡La madre que las parió! ¿Será posible?