15 de Noviembre, 2006
Cosme López escribe sobre La muerte y la doncella, de Manuel Pacheco
Aunque recibida la carta de Cosme López García con anterioridad, no es hasta
ahora cuando la doy a la luz en El Avisador, habida cuenta que, en su
momento, el pasado día 10, desconocía el texto original y en este
espacio suelo dar a conocer el texto como paso previo a las opiniones y
críticas que vengan después. Así y todo, siguen siendo de interés las
opiniones de Cosme López, a quien le agradezco su envío.
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Sobre “La muerte y la doncella”, de Manuel Pacheco
Se
nos convoca para asistir al acto de presentación sobre el inédito “La
muerte y la doncella" del que fuera uno de los mejores poetas
extremeños, Manuel Pacheco. Este acto tendrá lugar en la Biblioteca de
Extremadura, hoy viernes 10 a las 20:00 horas. Sin ánimo de entrar en
polémicas, quisiera puntualizar lo siguiente, como buen amigo que fui
de Pacheco:
En
una extensa conversación telefónica que mantuve con quien fue y es el
albacea literario de Manuel Pacheco, el profesor de la Universidad de
Extremadura, Académico y Presidente de APLEX, Antonio Viudas Camarasa,
llegamos a la conclusión de que el inédito que el poeta tituló “La
muerte y la doncella”, nunca quiso publicarlo y así se lo hizo saber a
Viudas, quien respetando la opinión de Pacheco, nunca lo editó, dando
incluso la razón al poeta, pues los dos consideraban que se trataba de
un escrito que podía herir la sensibilidad de algunos lectores.
No
sabemos por qué oscuras razones o especulación literaria, el original
en cuestión ha caído en manos de estos politicastros que ahora quieren
hacerse alguna foto, marcarse un tanto o ingresar algún dinerillo
extra, y no les importa para nada, la decisión que en su día tomó
Pacheco de no publicarlo. Ellos van, y tras…. Encima
organizan un acto público para que todo el mundo se entere, cuando el
autor nunca quiso eso. Todos los escritores escribimos cosas que en
algún momento sentimos y, pasando el tiempo, nos damos cuenta que ya no
tiene cabida o calidad literaria suficiente y decidimos arrinconarlo en
algún cajón. Pero nadie es dueño y señor para ir en contra de nuestra
voluntad, sacando a la luz pública aquello que no queremos. Si encima
el escritor ha muerto, el delito es doble, porque no puede defenderse.
Y
esto es lo que ha pasado con “La muerte y la doncella” que Pacheco
escribiera cuando le operaron del estómago (creo que fue por los años
50). Se enamoró platónicamente de una monja que le asistía durante la
recuperación en el hospital, escribiendo aquel título y donde, por
supuesto con una calidad literaria buenísima y originalidad única,
pachequiana, denunciaba a un clero subido en una nube, preguntándose
cómo era posible que una mujer tan guapa, pudiera guardar su virginal
vida para dedicarla a una iglesia que en aquella época, pudiera ser que
sólo mirara a su ombligo.
En
fin, no sabemos si el propio Pacheco se arrepintió de haber escrito
aquello, pero lo que sí es cierto, es que nunca quiso publicarlo.
Manuel Pacheco nunca tuvo problemas con la iglesia católica, incluso
escribió poemas a la Semana Santa en Badajoz y consideraba a Jesucristo
como el verdadero Salvador, el mayor poeta que jamás haya existido y
existirá.
Badajoz, 10 de Noviembre del 2006 Cosme López García
La muerte y la doncella, de Manuel Pacheco
El viernes de la semana pasada se presentaba en los salones de la Biblioteca General de Extremadura (BGE) un Diario
inédito de Manuel Pacheco (Olivenza, 1920--Badajoz, 1998), presentado
por sus impulsores y amigos, Luis Alfonso Limpo Píriz, director de la Biblioteca Pública Municipal de Olivenza, "Manuel Pacheco", y
Francisco J. Pérez González, director de la de Barcarrota, "Hilario Álvarez". Un
Diario escrito en 1942, en la posguerra, en los duros años del hambre,
cuando el joven poeta, de 22 años, estaba interno en el Hospital
Provincial de Badajoz, aquejado de una úlcera sangrante de estómago y
que el autor nunca quiso que se publicase, al menos en vida, por su
carácter personalísimo y su falta de madurez literaria, con muchos
defectos formales a la hora de escribir, donde daba a traslucir,
además, sus grandes fijaciones sobre el amor, la muerte, la religión,
Dios, la ciencia, la guerra y la política del momento, etc. Y donde
cuenta sus pulsiones eróticas al conocer a sor Justa, una joven monja
de 18 años y de extraordinaria belleza, cuidadora de enfermos de larga
duración, de la que queda prendidamente enamorado como un adolescente.
Tal vez por esas razones Pacheco dispuso en su momento que no saliera a
la luz. El título, La muerte y la doncella, la mar de novelesco y cinemátográfico,
es fruto de la invención de su prologuista, Luis Alfonso Limpo Píriz, y
lleva el subtítulo de "Diario de mi estancia en el Hospital Provincial
de Badajoz del 25 de agosto de 1942 al 3 de noviembre del mismo año". Y
el texto, corregido por el mismo Limpo, aparece "limpio del cúmulo de
imperfecciones que lo afeaban (...), eliminando redundancias,
sustituyendo las preposiciones y formas verbales incorrectas por las
correctas, abierto guiones en los escasos diálogos y poco más, con ser
todo ello mucho" (p. 26). Su pasión por la joven religiosa trascendería
y sería trasladada por su congregación a otro hospital de Palma de
Mallorca, con lo que se daría fin a su pasión imposible. El libro
concluye con un epílogo, en el que viene el poema "La hora esmeralda",
un homenaje a su amor frustrado, escrito también durante su estancia
hospitalaria y publicado en su primer libro poético, Ausencia de mis manos (Badajoz, 1949). El
libro, editado a expensas de Francisco J. Pérez González y Miguel A.
Pérez Pinilla, con ayudas del Ayuntamiento de Olivenza, lleva anejo un
cuadernillo con una peculiar presentación de Luis Alfonso Limpo
--"Experiencia y creación en La muerte de la doncella"-- sobre la
trayectoria humana y poética de Pacheco, que es, a la vez, introducción
biográfica y literaria, ensayo y texto con pinitos poéticos del
presentador y todo. Demasiado para el cuerpo. Lo malo es que, al final
de su extenso trabajo --29 páginas--, Limpo se lamenta de que este
inédito de Pacheco "habría merecido una investigación más profunda de
aquella etapa de su vida, contrastando y recurriendo a fuentes
diversas, así como un más detallado análisis y comentario de texto",
que "Manuel Pacheco se merecía algo mejor, más reposado" (p. 29). Así y
todo, mencionar que la edición de este inédito ha contado con la
autorización expresa de los heredereros del poeta, así como con la
colaboración de su hijo, Manuel Pacheco Cañón, y la de su biógrafo y
editor, el académico Antonio Viudas Camarasa.
La edición, no venal, salida de la Imprenta Jerez S. L., de Jerez de los Caballeros, consta de 500 ejemplares, y el que dispongo me lo
ha proporcionado Justo Vila, director de la BGE, al que agradezco su amabilidad.
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