Tiempos difíciles y convulsos para los pequeños ahorradores en España.
Que son legión, la inmensa mayoría se podría decir. Los que dependen
sólo, o casi, de sus sueldos. Invirtiendo unos puñados de euros aquí y
allá para el día de mañana, cuando la pensión no llegue. Y, ahora, con
la estafa filatélica Afinsa-Fórum Filatélico, su gozo en un pozo,
muchos de ellos se quedan sin sus ahorros de toda una vida. Y otros
más, arruinados. Sin porvenir, sin futuro. Por culpa de esa minoría de
directivos sin escrúpulos y amorales que se lleva la pasta y los deja
tirados. A los pies de los caballos. Igualito que cuando los asuntos
aquellos de la inmobiliaria PSV, la de UGT, la que iba a hacer
tropecientas mil viviendas para gente del común, y que quedó en un
fiasco y los aspirantes a ellas, con su dinerito adelantado, vilmente
engañados. Lo mismito que pasó con los sinvergüenzas de Gescartera, que
cogieron los maletines y salieron corriendo, aunque luego la policía
atraparía a los cabecillas, que, encima, eran insolventes y se lo
habían gastado todo.
Y, aunque de ellos se habla poco, en todos estos affaires
los perjudicados fueron también muchos de los empleados y trabajadores
de estas "empresas", que allí invirtieron sus ahorros, para dar
ejemplo. Y digo esto porque me estoy acordando de un empleado ejemplar
de Fórum Filatélico en Badajoz, el responsable de su oficina, sita en
la plaza de España. Me estoy refiriendo a Paco Luján Villalba, amigo
entrañable desde hace la intemerata, tipo ejemplar y honesto donde los
haya, a través de cuya figura muchos amigos suscribirían contratos de
adhesión al negocio de los sellos y de las monedas. Como lo pude hacer
yo en su tiempo, pero luego me dediqué a invertir lo poco que tenía en
otras cosas. Pues me llegan noticias de que está hundido moralmente y
de que su patrimonio personal está tocado, si no hundido, que ha
perdido también sus dineros, como el resto de perjudicados. Y en la
dura calle, sin trabajo. Y el muchacho no se lo merece. Que él era un
mero empleado de su Empresa, leal y honrado como pocos. Ajeno a los
tejemanejes de los jetas de sus jefes. Y soy testigo, como tantos en
Badajoz, que lo que ganó en su vida laboral lo fue por su propio
esfuerzo, que nadie le regaló nada ni le tocaron millones en la Lotería.
Y
ahora, en estos momentos en que los rumores, las insidias y la
maledicencia corren como caballo de Atila por todas las esquinas, es
cuando saco mi voz en defensa de la honorabilidad de Paco y familia,
entre cuyos amigos me honro en pertenecer. ¡Paco, amigo, estoy contigo!
¡Ánimo, familia, que de ésta saldréis pronto y bien!